En la primera mitad del siglo XIX, la mayor parte de la pampa y toda la Patagonia argentinas estaban ocupadas por sus dueños, los indios. Existía una frontera interna en el país, frontera móvil y en permanente conflicto. Se daba un juego de alianzas y traiciones en los contingentes indios en su relación con el Ejército y las poblaciones cristianas.

En 1838 los caciques Pichuiñ Gualá y Painé derrotan al cacique Yanquelén, aliado del Ejército, y lo enjuician: se produce un diálogo de gran solemnidad entre los tres, y Yanquelén es condenado a muerte. Un testigo presencial, Santiago Avendaño, joven blanco cautivo, narró en sus memorias ese diálogo memorable. Andando el tiempo, también Avendaño fue enjuiciado por los caciques pampa-ranquele.

Ángel Núñez
Fundación Hernandarias, Bu