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La región fronteriza uruguayo-brasileña y el portugués en la prosa contemporánea uruguaya | Imprimir |  E-mail

< Sumário - Volume 2 - Segundo Semestre - 2011


Encontros e Desencontros da/na

América Latina no Século XX


Organização Ligia Chiappini



La región fronteriza uruguayo-brasileña y el
portugués en la prosa contemporánea uruguaya
[1]


Por Antje Hübel[2]



En 1825, cuando se funda la República Oriental del Uruguay, el Norte del país estaba en su mayoría poblado por brasileros, y la lengua de comunicación era principalmente el portugués.  Desde entonces el uso del portugués fue reprimido y combatido en varias campañas de “nacionalización”. La diversidad étnica y lingüística que se mostró en el Norte fue vista como un peligro a la unidad nacional. El Norte uruguayo, por eso, y por su situación geográfica alejada del centro político de Montevideo, siempre ocupó una posición marginal en el país, a pesar de su importancia histórica, económica y social. Fue en el Norte que se desarrollaron las guerras de independencia y donde con la sublevación de los trabajadores azucareros empezó a crecer el movimiento revolucionario de los Tupamaros. La región siempre fue una de las más pobres del país aunque cuenta con grande áreas de economía agropecuaria fuerte. Desde el punto de vista histórico y social no se debería subestimar el continuo contacto fraternal entre uruguayos y brasileros que se mantuvo en la región fronteriza y que fue desprestigiado en otras partes del país durante mucho tiempo. Recién bajo los cambios recientes, como el auge económico de Brasil y la implementación del MERCOSUR, empezó una reevaluación del contacto binacional en la frontera y del portugués en el Uruguay.[3] Éste, aunque bajo la influencia de una continua política lingüística, se mantiene hasta el día de hoy en los departamentos de Artigas, Rivera, Salto, Tacuarembó y Cerro Largo. Se trata de diferentes variedades diatópicas del portugués, propiamente uruguayas, que difícilmente se dejan separar claramente por isoglosas.[4] Fueron designadas con diferentes nombres como “carimbao”, “brasilero”, “bayano”, “entreberado”, “misturado” o “portuñol”. El término “portuñol” es – al contrario de los dialectos – de proveniencia urbana y fue creado por la clase alta culta, con base en términos como “franglais”.[5] No obstante el término fue en el habla coloquial ampliamente adaptado por todas las clases sociales y también por los propios hablantes del portugués uruguayo.[6] Con esto la expresión perdió su connotación negativa y se volvió una palabra neutra a la cual cada uno designa su propia evaluación sea positiva o negativa. En el ámbito científico se impusieron los términos “Fronterizo” (Rona, Hensey), “Dialectos Portugueses del Uruguay” (DPU) – que fue introducido por Adolfo Elizaincín, Luis Behares y Graciela Barrios, y luego empleado ampliamente hasta el día de hoy – y recientemente “Portugués Uruguayo” por Ana Maria Carvalho.

Los DPU fueron pródigamente estudiados, principalmente por los profesores de la Universidad de la República Adolfo Elizaincín, Luis Behares y Graciela Barrios. Así demostraron que los DPU exponen una variación alta que proviene de la falta de normalización lingüística y del empleo de variantes que provienen del sistema español. Para ellos, los DPU son principalmente dialectos rurales que conservan elementos arcaicos y que con la continua política represiva de lingüística que se inició en el siglo XIX, fue poco a poco substituido por el español. Fue así que se empezó a instalar una situación diglósica en la que la variedad menos prestigiada, los DPU, fue restringida al uso en el  ámbito hogareño. Carvalho destacó recientemente una nueva situación del contacto lingüístico. La persistencia de las variedades uruguayas del portugués también en el ámbito urbano, donde está en un permanente contacto con la norma urbana del Portugués Brasilero. De esta manera el Portugués Uruguayo se  encontraría en un cambio lingüístico en el cual rasgos arcaicos lentamente son sustituidos por variantes modernas.

La represión lingüística también contribuyó a un desenvolvimiento social desigual. Por eso en los últimos años aparecieron iniciativas a favor de una educación bilingüe en la frontera además de un intensivo trabajo de reconocimiento del portugués en el Uruguay como expresión nacional. Desde el año 2003 se introdujo por el “Programa de Educación Bilingüe Español-Portugués” en varias escuelas de la frontera, la educación bilingüe, cuya meta es formar individuos bilingües en expresión oral y escrita. En este programa el uso de las diversas variedades diatópicas también es permitido y apreciado.[7]

En el contexto de la nueva apreciación del portugués en el Uruguay, el estudio crítico del uso del portugués en obras artísticas uruguayas de varias épocas puede ser muy valioso en cuanto a descubrir la historia social del portugués en el Uruguay, y también puede apoyar a iniciativas ya iniciadas como el programa de educación bilingüe. Así por ejemplo, el uso del portugués en obras literarias uruguayas, dependiendo de su realización, puede ser un medio para distribuir y evaluar el portugués en el Uruguay, y por lo tanto – aunque con posibilidades restrictas – un medio de política lingüística y social. El portugués ya fue registrado en obras de autores uruguayos “clásicos” como Bartolomé Hidalgo, Eduardo Acevedo Díaz, Enrique Amorim, Javier de Viana, Adolfo Montiel Ballesteros, Juan José Morosoli, Carlos Reyles, Serafín J. García, Osiris Rodríguez Castillos, Eliseo Salvador Porta, Agustín Bisio y José Monegal.[8] Pero hasta el día de hoy son muy escasos los estudios literarios que se ocupan del tema y en su mayoría se reducen a comentarios complementarios.[9] En mi tesis analizo ejemplarmente el uso del portugués y la representación de la región fronteriza uruguaya-brasileña en la prosa contemporánea uruguaya, mediante las obras de Ademar Alves, Agamenón Castrillón, Nelson Ferreira, Saúl Ibargoyen, Tomás de Mattos e Ignácio Olmedo.[10] Fue el objetivo del trabajo descubrir los motivos que llevaron a los autores a la producción de textos multilingües, analizar en detalle la realización de este multilingüismo literario en relación a los motivos y las estrategias textuales, tanto como el análisis crítico de la representación de la región y del portugués (con su funciones, su estatus etc.) en los textos.

Las obras seleccionadas se mostraron diversas en  sus temáticas, estilos, perspectivas y formas de representación. Aunque se pudieron localizar temáticas actuales que reaparecen en las  obras analizadas. Varias de las obras examinan críticamente la historia uruguaya, sea por ejemplo para enfrentar al pasado de la dictadura militar, o para cuestionar la construcción de la identidad nacional como una unidad étnica y lingüística. La perspectiva desde un espacio marginalizado desde el norte uruguayo, parece a veces facilitar una crítica de la visión centralizada, de ahí la falsedad de algunos conceptos que son fundamentales para la construcción de la nación o la importancia de algunos problemas sociales que normalmente son ignorados se vuelven notables. El tema de la frontera es central, particularmente en las obras de Saúl Ibargoyen Islas. En sus obras el autor contradice al concepto de la nacionalidad bien definida. Él tematiza las fronteras para demostrar la fragilidad de cualquier límite, sea nacional, ideológico, étnico, lingüístico o social. Los personajes de sus obras narrativas son en todo sentido fronterizos; ellos son étnica – lingüística – religiosa - social y culturalmente “mezclados” y viven de los dos lados de la frontera uruguaya-brasileña. También los personajes de Ignacio Olmedo son en este sentido prototipos fronterizos.

Muchas de las obras literarias uruguayas que fueron publicadas después de la dictadura militar, se enfrentan con este pasado reciente y discuten el problema del totalitarismo.  Tratando temas históricos, los autores Saúl Ibargoyen, Tomás de Mattos y Nelson Ferreira, cuestionan aparte de esto la credibilidad de documentaciones históricas y memorias del pasado, para discutir también las condiciones para el aumento de conocimiento. Se nota que en estas obras, en las cuales continuamente se desdibujan las fronteras entre la realidad y la ficción, es central la idea de que la ficción puede ser un medio de acercarse a la verdad y ampliar su conocimiento.

Otro tema recurrente en las obras analizadas, fue los cambios estructurales y sociales en el campo uruguayo que se desarrollaron en el siglo pasado.  La sociedad antes primordialmente rural caracterizada por tradiciones rurales tanto como la violencia, el machismo y la pobreza se vuelve cada vez más urbana por causa de la urbanización y modernización progresiva. La vida rural es en estas historias desglorificada y se representada como muy violenta y llena de privaciones. El Norte es en estas historias una región aislada y abandonada, a la cual la autoridad pública no llega, y por lo tanto rigen leyes propias.

Estas imágenes se contrastan con las representaciones folclóricas, en las cuales el gaucho o paisano es elogiado como un héroe nacional. Este realismo en la literatura uruguaya se inició en la primera mitad del siglo XX con el criollismo. La mayoría de las representaciones actuales, no obstante, se diferencian con énfasis de este criollismo y no sólo por su forma. Así por ejemplo, el interés principal detrás de estas representaciones (algo) realistas de la vida rural, muchas veces no es la crítica social, sino la observación de procesos psicológicos, la cuestión de problemas éticos, la desmitificación del pasado o la creación de un lugar literario aislado y mítico.

Un caso especial entre las representaciones analizadas, es el retrato nostálgico que Agamenón Castrillón da en Cuentos de El Barón de Carumbé. Los cuentos cortos deben entretener y recorren para esto a la tradición del cuento oral. Pero el autor no recae a una representación tradicional o folclórica, ya que no reproduce estereotipos y se sirve de varios elementos modernos. La tradición del cuento oral, que tiene una gran importancia en esta zona, también fue retomada en algunos textos de Tomás de Mattos, Saúl Ibargoyen e Ignacio Olmedo.

Todos los autores se distancian de la literatura uruguaya rural “tradicional”, tanto gauchesca como pos-gauchesca (criollismo, nativismo), sirviéndose de elementos modernos como la multiperspectividad o la fragmentación del texto.  También el uso del habla coloquial jamás apunta a un pintoresquismo, sino más bien a objetivos estilísticos y/o temáticos como la multiperspectividad, el realismo o la crítica de la política homogeneizadora. Una excepción son los textos tempranos de Ademar Alves, que en su forma están bastante cerca al criollismo realista. Es una selección consiente que el autor tomó para crear textos de fácil interpretación y con la que espera llegar también a un público “obrero”. De este modo el autor continúa en la escritura su militancia política y social que había iniciado como miembro de los tupamaros. En sus textos más recientes cambió hacia un estilo más periodístico.

Los autores analizados sitúan sus historias en el norte uruguayo, una región  de la cual son oriundos o la que conocen muy bien por vivencia propia. Algunos se aprovechan de la representación del espacio marginalizado para abrir nuevas perspectivas que muchas veces contradicen a los discursos dominantes. El ambiente descrito puede ser rural, pero no pocas veces es urbano, así que ya no se puede relacionar la literatura del interior uruguayo exclusivamente con una literatura rural. La presencia de la frontera y del país vecino Brasil, varía según la región retratada. En las historias de Ignacio Olmedo y Saúl Ibargoyen, que toman lugar en los departamentos de Artigas y Rivera, en regiones que lindan directamente con el Brasil, los caracteres se mueven de forma igual de los dos lados de la frontera y las fronteras no son nítidas. Sus personajes indiferente a su nacionalidad, se autodefinen como fronterizos. Ya en las historias de Ademar Alves, que toman lugar en Bella Unión (que también es muy fronterizo, pero que no cuenta con un centro de intercambio transnacional comercial y cultural) la nacionalidad tiene más importancia y las diferencias culturales son perceptibles a pesar del contacto amistoso entre uruguayos y brasileros. Algunos parajes como Moirones de Tomas de Mattos y Carumbé de Agamenón Castrillón se sitúan tan aislados, que los contactos con otros lugares son importantes pero se dan rara vez. La frontera con Brasil está en los dos lugares ficticios presente y al mismo tiempo lejos. El contacto con Brasil se da en estos lugares como en la ciudad de Tacuarembó, representada en otras obras de Tomás de Mattos y Nelson Ferreira, primordialmente por medio de visitas esporádicas, el consumo de productos contrabandeados y principalmente por la herencia portuguesa/brasilera notable en la región.  Todos los lugares están distanciados del centro político y cultural de Montevideo, así que la influencia del vecino Brasil no pocas veces parece ser mayor que la de la capital Montevideo. Las relaciones entre uruguayos y brasileros representadas en las obras analizadas en sus diferentes épocas son muy positivas y muchas veces amigables. Una excepción es la disputa entre los doctores Dantas Junior y Don Cándido en la novela Luciérnagas en un frasco de Nelson Ferreira, que es provocada por conflictos profesionales y políticos en una época de tensos conflictos políticos al final del siglo XIX. Este episodio adoptado por Ferreira para su novela, se basa en fuentes históricas.

La forma y la extensión del uso del portugués en los textos primordialmente españoles también varía con la región representada y con los conocimientos de lengua del autor. Los motivos para la integración del portugués pueden ser tanto personales como funcionales. Al final, la decisión del autor de incluir el portugués, muchas veces reúne varios aspectos como experiencias propias, motivos estilísticos y/o temáticos. Argumentos personales a favor de la creación de un texto multilingüe es el bilingüismo experimentado o vivido por los autores. Algunos de los autores como Agamenón Castrillón y Fabián Severo[11] crecieron con los DPU y sienten el deseo de expresarse también en forma escrita en esta lengua que les es propia. El deseo de expresar lo vivido es intensificado en los casos de Saúl Ibargoyen, Agamenón Castrillón y Fabián Severo por la nostalgia provocada por la distancia de las regiones y/o situaciones retratadas. Por otra parte varias razones estilistas pueden llevar a la introducción del portugués. Con el uso adicional de otra variedad lingüística, en especial cuando se trata de una variedad de otro idioma, el autor amplía sus posibilidades de expresión con innumerables elementos semánticos, fonológicos y sintácticos. Estos son instrumentados por los autores de diferentes modos. Algunos se restringen a un uso ocasional de palabras o expresiones portuguesas sueltas, que tal vez son de difícil traducción o que aportan una nueva melodía al texto. Otros emplean el portugués de un modo más amplio y lo extienden por neologismos o juegos de lengua. El uso de diferentes variedades lingüísticas además facilita la creación de distintas formas de expresarse según los personajes retratados y así apoya a la multiperspectividad. Con frecuencia la introducción del portugués en las obras también sirve para una representación convincente de las circunstancias históricas o actuales. Esta intención, no obstante, no se debería confundir con la de una representación estrictamente realista. El portugués, por el contrario, puede ocupar muchas otras funciones como el de simbolizar la herencia portuguesa en el Uruguay o la diversidad de perspectivas, grupos sociales y/o idiomas. El uso de una variedad diatópica de un idioma oficialmente “extranjero” puede también reflejar una crítica lingüística – un motivo que Saúl Ibargoyen y Fabián Severo destacaron en sus entrevistas.

El portugués en sus diversas variantes aparece en los libros analizados en su mayoría como un fenómeno uruguayo, ya que él es principalmente hablado por uruguayos o – cuando se trata de historias que toman lugar en el siglo XIX – de brasileros residentes en el Uruguay. Con esto el portugués es representado como un patrimonio uruguayo y el Uruguay como un país bilingüe. Representaciones como éstas pueden apoyar a un cambio de opinión en la población de la cual, según la encuesta llevada a cabo para la tesis, sólo alrededor de un 50 % estima la presencia del portugués en el Uruguay o del “portuñol” como un patrimonio nacional.

Al realizar las variedades lingüísticas no normalizadas en la literatura, los autores necesitan enfrentar el problema de darle una forma escrita sin perder la naturalidad de la expresión. Buscando esa forma escrita para el portugués uruguayo, los autores encontraron diferentes soluciones. Algunos se orientaron en la ortografía española y las reglas de pronunciación del español uruguayo, mientras que otros prefirieron basarse en la ortografía brasilera. De estas dos formas que de grosso modo diferencian los estilos de realización del portugués en las obras analizadas, un ejemplo de texto fue citado en la encuesta en cuanto a la comprensión por parte de los participantes. Los dos textos, a pesar de la falta del contexto de los mismos, fueron comprendidos por la gran mayoría de los participantes. Esta aparente facilidad de comprensión se basa en la similitud entre el portugués y el español - principalmente en el léxico – tanto como en el conocimiento por lo menos básico del portugués de parte de muchos uruguayos, causado por la cercanía y el continuo contacto con Brasil. Los autores por lo tanto pueden, al integrar el portugués en sus obras, contar con una base de entendimiento de parte de los lectores uruguayos y no necesitan recurrir a menudo a métodos de traducción para asegurar la comprensión del texto. Para que el portugués uruguayo aparezca en la escritura del modo más natural posible, los autores recurren a varios marcadores de oralidad. Estos pueden ser la representación de peculiaridades fonológicas como la diptongación de una vocal por medio de la ortografía, el uso de interjecciones, diminutivos, superlativos o de regionalismos, la expresión de una interrupción en la conversación mediante tres puntos, o la falta de congruencia en el sintagma nominal. Además el fenómeno de la variación lingüística y el code-switching son reproducidos en algunos textos y enriquecen los textos estilísticamente.  No obstante darle a la variedad oral con fuerte variación una forma escrita fija, no es fácil. Así Fabián Severo comenta que por causa de esta problemática, él mismo es tentado a reescribir sus textos y que especialmente por parte de hablantes de los DPU le llegaron críticas por no haber realizado la variedad que ellos utilizan:

“Siempre que releo mi libro, tengo ganas de cambiarle expresiones porque como el portuñol cambia según el hablante, el contexto, la circunstancia, cada vez que lo leo, lo pronuncio de forma diferente. Otra gran dificultad es que los hablantes del portuñol cuando leen mis poemas dicen: “eso no es portuñol” porque ellos (cada uno) lo habla de forma diferente.”[12]


La realización del portugués en las obras analizadas es muy variada. Algunos solamente lo integran tímidamente en pocos trechos y/o en una forma que se parece bastante al portugués brasilero normalizado. Otros lo recrean de una forma más convincente, creativa y detallada. Así Saúl Ibargoyen crea partiendo del “portuñol” una propia lengua literaria para la cual también recurre a otros dialectos latinoamericanos. En sus obras el portugués es ampliamente integrado tanto en el estilo directo, indirecto como en la voz del narrador. Al final la forma y la extensión de la integración del portugués depende del propósito de la integración y del conocimiento de lengua del autor que precisan ser analizados específicamente en cada caso. Hay que subrayar que todas las obras analizadas ofrecen interesantes lecturas que traspasan el foco muy restricto de este artículo. En mi tesis traté de evaluar las obras en su totalidad, lo que también fue importante para considerar los aspectos del análisis en relación a su peso en las obras. En algunas los temas del norte uruguayo, de la frontera y del portugués son secundarios, lo que no significa que sean insignificantes.

Resumiendo, se puede decir que la región fronteriza uruguaya-brasileña y el portugués adoptan varias formas en la prosa contemporánea uruguaya. Ellos representan un “otro” Uruguay, que no corresponde a la imagen oficial, pero que en el sentido histórico, cultural y lingüístico, es de gran importancia para el Uruguay. Las relaciones transfronterizas mantienen una cultura transnacional que es excepcional. El portugués en el Uruguay sigue vivo y adquiere nuevas formas. En el año 2010 Fabián Severo publicó Noite no Norte, probablemente el primer libro uruguayo que está por entero escrito en “portuñol”. Junto con otros artistas, él está por crear un grupo que reúne artistas que se dedican a la región fronteriza uruguayo-brasileña en sus obras. No sólo por eso vale la pena observar las futuras representaciones de la región e integraciones del portugués en la literatura uruguaya. Del mismo modo sería interesante hacer un estudio de la integración del español en la literatura riograndense. Ésta demuestra una fuerte influencia del español aunque el bilingüismo en el Sur de Brasil se manifiesta de forma diferente que en el Uruguay.



[1] Este texto pretende mostrar un resumen de mi tesis de maestría, entregada en febrero del 2011  en la Freie Universität Berlin. Por falta de espacio aquí sólo se podrán dar los resultados sin entrar en el análisis de las obras que llevaron a éstos.

[2] Revisión de texto: Andreína Machado

[3] Véase también: Ligia Chiappini/Maria Helena Martins: “Nem tudo é amor na Sarandi”, en: Chiappini/Martins (Org.): Cone Sul: fluxos, representações e percepções, São Paulo: Hucitec, 2006, p. 11.17, aquí p. 17.

[4] Adolfo Elizaincín/Luis Behares/Graciela Barrios: Nos falemo brasilero. Dialectos portugueses en Uruguay, Montevideo: Amesur, p. 13.

[5] Idem p. 12.

[6] Una encuesta realizada para la tesis demostró que “portuñol” es la designación más usada para referirse a las variedades portuguesas del Uruguay. También los hablantes de las variedades como los escritores Agamenón Castrillón y Fabián Severo usan este término y lo defienden. (Véase las entrevistas anexas a la tesis).

[7] Claudia  Brovetto/Javier  Geymonat/Nicolás  Brian: “Una  experiencia  de  educación  bilingüe  español  -

portugués en escuelas de la zona fronteriza”, en: Brovetto/Geymonat/Brian (ed.): Portugués del Uruguay y educación bilingüe, [2006], S. 9-47.

[8] Brenda V. de López: Lenguaje fronterizo en obras de autores uruguayos, 2ª ed., Montevideo: Editorial

Nordan-Comunidad, 1993[1967], S. 24.

[9] Una excepción son algunos textos de Fernando Aínsa que son muy relevantes en cuanto a la obra de Saúl Ibargoyen. Véase p. ej. Fernando Aínsa: Nuevas fronteras de la narrativa uruguaya (1960-1993), Montevideo: Ed. Trilce, 2003


[10] Los escritores Ademar Alves, Agamenón Castrillón, Nelson Ferreira, Saúl Ibargoyen, Tomás de Mattos  y Fabián Severo me concedieron muy amablemente entrevistas y compartieron conmigo sus valiosas ideas sobre el norte uruguayo, la literatura y sus obras. Les agradezco mucho por su hospitalidad, su apoyo, su honestidad y su interés. Sin este aporte muy valioso de parte de los escritores mi tesis no hubiera podido tenido el mismo grado de información. ¡Gracias!

[11] Fabián Severo publicó en el año 2010 su primer libro Noite no Norte que está escrito en “portuñol”. El libro no fue incluido en el análisis por causas metodológicas, ya que se trata de un libro poético.

[12] Fabián Severo en una entrevista dada para la tesis en 2011.