En el imaginario de Martín Fierro, la frontera es un territorio material y simbólico. Su cruce se carga entonces de una multiplicidad de sentidos: en la simultaneidad misma de lo que articula y separa que es toda frontera, atravesarla supone redefinir identidades. En el desenlace de El gaucho Martín Fierro -la fuga a las tierras de los indios libres-, Fierro asume que la coexistencia de subalternidades tiene más peso que las diferencias; pero la Vuelta clausurará un modelo de resistencia.

El análisis de la génesis escritural revela que el proceso de desterritorialización de la lengua que acompaña esos desplazamientos no estuvo exento de conflictos. Las reescrituras exhiben las tensiones propias del género (que justamente es "gauchesco" y no "gaucho" porque desde el interior del nombre mismo toma distancia de su anclaje referencial). También en esta lengua de alianza de clases se cruzan fronteras a la par que se inscriben diferencias.

Elida Lois- Universidade de Buenos Aires